The Baptism of Jesus

The Baptism of Jesus holds deep meaning for us, both in how He sanctified the waters and how it reveals the power of baptism for our own regeneration. Jesus didn’t need baptism for purification, but He entered the waters of the Jordan to sanctify them for humanity. By doing this, He made baptism a sacred means of grace for us. As St. John Chrysostom explains, “Christ did not need baptism for Himself, but for us, to show us the way” (Homily 23 on Matthew). Jesus’ baptism marks the beginning of His public revelation as the Messiah, affirming His identity as the Son of God and setting the stage for the salvation He will bring.

Baptism plays a central role in our spiritual journey because it is through baptism that we experience regeneration—being spiritually reborn. In baptism, we are cleansed from sin and receive new life in Christ through the Holy Spirit. Baptism is not merely symbolic; it is a sacrament that transforms us, freeing us from the grip of sin, washing away original sin, and making us new creations, adopted as children of God. As St. Paul writes, “We were therefore buried with him through baptism into death in order that, just as Christ was raised from the dead, we too may live a new life” (Romans 6:4).

In the Baptism of Jesus, we are also reminded of the new identity we receive in baptism. Just as Jesus was affirmed as the Son of God, we are adopted into God’s family, no longer strangers but beloved sons and daughters. Baptism is not just an event; it is a spiritual transformation that changes our very nature—we are made children of God, called to live in His love and reflect His image in the world.

  1. Do you believe that you have been chosen by God and that you are His beloved son or daughter? If you’re struggling to embrace this truth, what might be in your heart that’s creating a sense of separation?

  2. If you or your child has not been baptized, we’d love to walk with you in taking this important step. Come see us, and we’ll be happy to help you get started on the journey.

  

Español 

El Bautismo de Jesús tiene un profundo significado para nosotros, tanto por la manera en la que Él santificó las aguas como por la forma en que revela el poder del bautismo para nuestra propia re-generación. Jesús no necesitaba el bautismo para purificarse, pero entró en las aguas del Jordán para santificarlas para la humanidad. Al hacerlo, hizo del bautismo un medio sagrado de gracia para nosotros. Como explica San Juan Crisóstomo: “Cristo no necesitaba el bautismo para sí mismo, sino para nosotros, para mostrarnos el camino” (Homilía 23 sobre Mateo). El bautismo de Jesús marca el comienzo de Su revelación pública como el Mesías, afirmando Su identidad como el Hijo de Dios y preparando el escenario para la salvación que Él traerá.

El bautismo desempeña un papel central en nuestro viaje espiritual porque es a través del bautismo que experimentamos un renacimiento espiritual. En el bautismo somos limpiados del pecado y recibimos nueva vida en Cristo a través del Espíritu Santo. El bautismo no es meramente simbólico; es un sacramento que nos transforma, liberándonos del dominio del pecado, lavando el pecado original y haciéndonos nuevas creaciones, adoptados como hijos de Dios. Como escribe San Pablo: “Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos, también nosotros llevemos una nueva vida” (Romanos 6:4).

En el Bautismo de Jesús, también se nos recuerda la nueva identidad que recibimos en el bautismo. Así como Jesús fue afirmado como el Hijo de Dios, nosotros somos adoptados en la familia de Dios, y ya no somos extraños, sino hijos e hijas amados. El bautismo no es solo un evento; es una transformación espiritual que cambia nuestra naturaleza misma: somos hechos hijos de Dios, llamados a vivir en Su amor y reflejar Su imagen en el mundo.

  1. ¿Crees que has sido elegido por Dios y que eres Su hijo o hija amado? Si te cuesta aceptar esta verdad, ¿Qué hay en tu corazón que podría estar creando un sentido de separación?

  2. Si tú o tu hijo aún no han sido bautizados, nos encantaría acompañarte para dar este importante paso. Ven a vernos y estaremos encantados de ayudarte a comenzar este camino.

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