Second Sunday of Ordinary Time
SABBATH GUIDE
Second Sunday in Ordinary Time
First Reading -Is 49:3, 5-6| Responsorial Psalm - Ps 40 | Second Reading - 1 Cor 1:1-3 | Gospel - Jn 1:29-34
https://bible.usccb.org/bible/readings/011523.cfm
“Behold, the Lamb of God, who takes away the sin of the world.” John 1:29
John the Baptist's words would have been familiar to the Jews, with the image of a lamb atoning for sin and saving the people. Before their emancipation from the slavery of Egypt, the Israelites were to take an unblemished lamb, slaughter it, mark their doorposts with its blood, and then eat it. Doing this ensured the angel of death would pass over them. A household - too small to consume an entire lamb - would join another family (Ex 12). Eventually, the sacrifice of a lamb would be offered - every morning and evening - for the sins of the people (Ex 29:38-42). Isaiah prophesied one who “like a lamb led to the slaughter”, would be “struck for the sins of his people” (Is 53:7,8). In the book of Revelation, we also hear this language of the Lamb of God: “They will fight with the Lamb, but the Lamb will conquer them, for he is Lord of lords and king of kings, and those with him are called, chosen, and faithful” (Rev 17:14).
As Catholics, we know that Jesus is the Lamb of God who died for our sins. Every Mass contains this extraordinary statement of John the Baptist - which we are to experience ourselves. John pointed his disciples to Jesus, the Messiah; the priest echoes these words to point us to Jesus, truly present in the Eucharist. As the Israelites had to eat the Passover lamb, so we are told, “take and eat; this is my body” (Mt 26:26). And as the Jews were brought together as God’s chosen people, so we are also called and chosen, being formed as a people set apart. Here at St. Ann, we try to live out that calling through four characteristics; that members worship, serve, give, and be in community. As we continue this new year, let us strive to fully embrace those expressions of our faith as we seek to follow the Lamb of God.
Are there other references to the “lamb of God” in Scripture you know?
How can an understanding of the Passover enliven our participation in the Mass?
Which of the four characteristics of members at St. Ann (worship, serve, give, and be in the community) is most important to you? Any of which you could grow?
GUÍA DOMINICAL
Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
Primera Lectura - Is 49, 3. 5-6 | Salmo Responsorial - Salmo 39 | Segunda Lectura - 1 Co 1, 1-3 |
Evangelio - Jn 1, 29-34
“Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.” John 1, 29
Las palabras de Juan el Bautista habrían resultado familiares para los judíos, por la imagen de un cordero que expiaba el pecado y salvaba al pueblo. Antes de su liberación de la esclavitud de Egipto, los israelitas debían tomar un cordero sin mancha, sacrificarlo, marcar sus puertas con su sangre y comerlo. Así se aseguraban de que el ángel de la muerte pasara de largo. Una familia demasiado pequeña para consumir un cordero entero se reunía con otra familia (Ex 12). Finalmente, se ofrecería el sacrificio de un cordero por los pecados del pueblo cada mañana y cada tarde(Ex 29:38-42). Isaías profetizó que "como un cordero llevado al matadero", sería "golpeado por las rebeldías de mi pueblo" (Is 53,7.8). En el libro del Apocalipsis, también escuchamos este lenguaje del Cordero de Dios: "Ellos lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de los señores y Rey de los reyes. Con él triunfarán también los suyos, los que han sido llamados, los elegidos, los fieles" (Ap 17,14).
Como católicos, sabemos que Jesús es el Cordero de Dios que murió por nuestros pecados. Cada Misa contiene esta extraordinaria declaración de Juan el Bautista, que debemos experimentar nosotros mismos. Juan señaló a Jesús, el Mesías, a sus discípulos; el sacerdote repite estas palabras para señalarnos a Jesús, verdaderamente presente en la Eucaristía. Como los israelitas tenían que comer el cordero pascual, así nosotros somos llamados: "Tomen y coman, esto es mi Cuerpo" (Mt 26,26). Y así como los judíos fueron reunidos como pueblo elegido de Dios, así también nosotros somos llamados y elegidos, formándonos como pueblo. En Santa Ana, intentamos vivir ese llamado a través de cuatro características: que los miembros adoren, sirvan, den y sean comunidad. Al continuar este nuevo año, esforcémonos por abrazar plenamente esas expresiones de nuestra fe mientras buscamos seguir al Cordero de Dios.
¿Conoces otras referencias al "cordero de Dios" en las Escrituras?
¿Cómo puede la comprensión de la Pascua revitalizar nuestra participación en la Santa Misa?
¿Cuál de las cuatro características de Santa Ana (adorar, servir, dar y ser comunidad) es más importante para ti? ¿Hay alguna en la que podrías crecer?