3rd Sunday in Ordinary Time
Have you ever considered that the Church isn’t whole without everyone present? In 1 Corinthians 12, Paul describes the Church as a body where every part is unique and essential. When even one part is missing, the whole body suffers. That person on your mind? They’re not just someone who could be here—they’re someone who should be here. Without them, we’re incomplete.
Jesus tells us to “Go, therefore, and make disciples” (Matthew 28:19). This isn’t a casual suggestion; it’s a personal call to action. And yet, while 82% of people would come to church if a friend invited them, only 2% of Christians extend that invitation. What if your simple act of reaching out could be the difference?
The Body of Christ is waiting to welcome those who haven’t yet found their place. Your invitation could change everything.
What Can You Do Today?
Pause and Pray
Begin with prayer, asking God to guide you to someone who needs to experience the Church’s joy and love. Prayer is the foundation of every meaningful invitation.Be Personal
Think about the person’s story. What are their hopes or struggles? Tailor your approach to meet them where they are.Be Clear
A straightforward, specific invitation can be powerful. Try saying, “Would you come to church with me this Sunday?” or “Would you like to go to Alpha with me?”Keep It Simple
Small gestures—like sharing a link to a homily or offering a ride—can make the invitation more approachable.Don’t Fear Rejection
A ‘no’ doesn’t mean never. Continue to show love and kindness. Every invitation plants a seed that God can grow in His time.
The Church isn’t complete without everyone. Your invitation is more than a gesture—it’s an act of love that reflects Christ. Trust that God has placed this call in your heart for a reason. Your invitation has the power to make the Body of Christ whole, one person at a time. Who will you invite today?
Español
¿Alguna vez has considerado que la Iglesia no está completa sin todos presentes? En Corintios 1, 12, Pablo describe a la Iglesia como un cuerpo donde cada parte es única y esencial. Cuando incluso una parte falta, todo el cuerpo sufre. ¿La persona que tienes en mente? No es solo alguien que podría estar aquí, es alguien que debería estar aquí. Sin ella, estamos incompletos.
Jesús nos dice: “Por tanto, id y haced discípulos” (Mateo 28:19). Esto no es una sugerencia casual; es un llamado personal a la acción. Y sin embargo, aunque el 82% de las personas irían a la iglesia si un amigo las invitara, solo el 2% de los cristianos extienden esa invitación. ¿Y si tu simple acto de acercarte pudiera ser la diferencia?
El Cuerpo de Cristo está esperando para recibir a aquellos que aún no han encontrado su lugar. Tu invitación podría cambiarlo todo.
¿Qué puedes hacer hoy?
Pausa y Ora
Comienza con oración, pidiendo a Dios que te guíe hacia alguien que necesite experimentar la alegría y el amor de la Iglesia. La oración es la base de toda invitación significativa.Sé Personal
Piensa en la historia de la persona. ¿Cuáles son sus esperanzas o luchas? Adapta tu enfoque para encontrarlos donde están.Sé Claro
Una invitación directa y específica puede ser poderosa. Intenta decir: “¿Vendrías a la iglesia conmigo este domingo?” o “¿Te gustaría ir a Alpha conmigo?”Hazlo Simple
Los pequeños gestos, como compartir un enlace a una homilía o ofrecer un paseo, pueden hacer que la invitación sea más accesible.No Temas el Rechazo
Un ‘no’ no significa nunca. Continúa mostrando amor y amabilidad. Cada invitación planta una semilla que Dios puede hacer crecer a Su tiempo.
La Iglesia no está completa sin todos. Tu invitación es más que un gesto; es un acto de amor que refleja a Cristo. Confía en que Dios ha puesto este llamado en tu corazón por una razón. Tu invitación tiene el poder de hacer el Cuerpo de Cristo completo, una persona a la vez. ¿A quién invitarás hoy?